Hablando de Bancas ~ Talking about Benches
"Los enamorados" / "Lovers"
Chapultepec, Cuidad de México.
Cuando encuentras una banca, te estiras, te relajas, te acomodas.
Están en parques, jardines, plazas, mercados, restaurantes, edificios públicos, casas. En lo alto de una montaña, con vista al mar, cerca de la iglesia, en los cementerios.
Todas las bancas tienen una misión en el lugar en que se ubican, y algunas veces cobran sentidos diferentes cada vez que las ocupas, que las miras, cuando observas a otros usarlas.
Algunas bancas se acompañan de sillas para sentirse menos solas, otras más están solas esperando estar acompañadas.
Son cómplices de romances juveniles, amores apasionados y de desamores también.
Auxiliares de los paseantes que reposan entre baile y baile el domingo en la plaza.
Al atardecer, el sol se acomoda de cerca para esperar a la luna que llegará en punto de la hora.
Las bancas son aliadas de los que ríen a carcajadas, de los que gritan emocionados, de los que susurran palabras de amor, y esas mismas bancas, dan consuelo a los que se detienen y lloran.
Parejas, familias de cuatro, mamás y bebés, niñas de papá, se reunen en las bancas para contar historias, relatar anécdotas, contar hasta el diez para jugar al escondite.
Se refugian en ellas los solitarios, los que sólo escuchan el ruido de alrededor.
El organillero, el violinista, el señor de los helados, se sientan con apuro a lustrar sus instrumentos de creación.
En el mercado una anciana, se acomoda y cuenta sus monedas, cuenta los recuerdos.
Durante el almuerzo, otros más, revisan el diario con un café sin crema ni compañía.
Las bancas te invitan a pausar el día. Te sugieren un respiro profundo para continuar con la labor.
Son refugio de los olvidados y, los que desesperados tratan de olvidar, se refugian en ellas también.
Las que cubiertas de nieve quedan año con año, atesoran la ilusión de la Primavera.
Las que esperan la venta, están en pausa para su próxima encomienda.
Algunas otras bancas quedan descoloridas, despostilladas, empolvadas, sin una pata, el respaldo caído, pero sus defectos no las alejan de su firme misión.
En la distancia, de cerca, a la sombra de un árbol, rodeadas de flores, iluminadas por un farol, en la oscuridad, las bancas siempre se quedan quietas para servirte bien
When you find a bench, you stretched, you relax, and you settle.
You can find them at parks, gardens, squares, markets, restaurants, public buildings, and houses. At the top of a mountain, overlooking the sea, near to the church, at cemeteries.
All the benches have a mission in the place where they are located, and sometimes they make a different sense each time you occupy them, look at them, when you observe others use them.
Some benches are accompanied by chairs to feel less alone, others are alone waiting to be accompanied.
They witness juvenile romances, passionate love and lack of love as well.
Auxiliary of the walkers to rest between dance and dance on Sunday at the square.
At the sunset, the sun waits closely for the moon that will arrive at point to the hour.
The benches are allies of those who laugh out loud, of those who shout excitedly, of those who whisper words of love, and those same benches, give consolation to those who stop and cry.
Couples, families of four, moms and babies, daddy's girls, meet in the benches to tell stories, recount anecdotes, and to count to ten to play hide and seek.
The solitaires take refuge on the benches, those who only hear the noise around them.
The organ grinder, the violinist, the ice cream man, sit in a hurry to polish their tools of creation.
At the market an old woman, accommodates herself and counts her coins, counts the memories.
During lunch, others, review the newspaper with coffee without cream or company.
The benches invite you to pause the day. They suggest to you to take a deep breath to continue on your assignment.
They are a refuge for the forgotten and, for those who are desperate to forget they take refuge in them too.
The benches that are covered in snow year after year, they treasure the illusion of Spring.
Those who wait for the sale, are on break for their next assignment.
Some other benches are discolored, chipped, powdered, without a leg, the backrest fallen, but their defects do not take them away from their firm mission.
At the distance, up close, at the shade of a tree, surrounded by flowers, illuminated by a lantern, in the dark, the benches always stay still to serve you well.